miércoles, 15 de octubre de 2008

Viaje musical en el tiempo

De forma totalmente casual he visto el concierto de “The Who at Kilburn 1977” en el salón de mi casa y a los dos días, U2 3D de 2008, en un cine con 3D. Y esta mañana mientras paseaba me ha dado por comparar un poco. Lo primero que impresiona en este salto de 31 años es la presentación del show. Las pintas de The Who sobre le escenario en 1977 darían algo más que un disgusto a cualquier diseñador. Tremendo, yo creo que estaban de coña, bueno, con Keith Moon no hay duda de que estaba de coña, de hecho, parece que se lo pasa en grande y de cachondeo durante todo el concierto (penúltimo de su corta vida), tocando la batería como el mejor. La calidad de la imagen del concierto es muy buena pero el contenido queda muy pobretón. Como en otros conciertos de la época, los juegos de luces son bastante estáticos y todo se apoya en los intérpretes. El sonido es muy pobre, no por la calidad (en mi casa tengo buen equipo y uso buenos cascos a volumen brutal, así que por eso no será), sino porque tiene poca fuerza, quizá no se capturó bien, la guitarra suena poco cañera, la batería apagada, el sonido del bajo, soso. Como ya he dicho, Keith Moon pone simpatía y derrocha carisma. El resto cumple y se menean (bueno, John Entwistle mueve las cejas de vez en cuando, ya es bastante para él aunque choca pensar que era un drogota cocainónamo de cuidado). De todas formas, da la sensación de que ni siquiera sudan. Lo que más me gusta es cunado la pifian, sobre todo el Townsend, y que la calidad de las canciones que interpretan están a prueba de cualquier contratiempo.
Y paso a U2 3D, y todo da la vuelta: la tecnología y un poco de imaginación (no mucha) una vez más logran un espectáculo potente. El sonido es brutal, el bajo literalmente te hace vibrar, las mil guitarras que usa The Edge con los mil efectos suenan impecables. Aclaro que U2 no me apasionan aunque tienen grandes canciones y casi todas las que interpretan en este show “son de las buenas”. Supongo que los fans además disfrutan del carisma de Bono (¿tiene carisma The Edge? A mí al menos me cae mejor que Bono). Se aprovechan además de un público entregado lo que contrasta un montón con las casi nulas imágenes y sonidos del público del concierto de The Who.
En fin, os recomiendo ver los dos.
Y como colofón, una pregunta: ¿qué coño hago yo viendo conciertos sentado en un sillón?

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